¿Afectan las Discusiones a los Niños?

Los desacuerdos son un modo de vida: es inevitable que tú y tu esposo tengan desacuerdos verbales, y es igual de inevitable que tu hijo esté en contacto con alguno de esos desacuerdos. Sin embargo, cuando los desacuerdos se convierten en discusiones que consisten en gritar y llamarse nombres, puede influenciar drásticamente el bienestar de tu hijo. "Las discusiones traumatizan a los niños por muchas razones", dijo Jeanette Goates Smith, terapeuta de matrimonio y familia con base en Florida. "Los padres están con frecuencia fuera de control cuando discuten, y para un niño es algo atemorizante ver a un padre fuera de control". Para reducir los efectos negativos en los niños, aprende cómo puedes tener un desacuerdo respetuoso, en vez de discutir.

La Diferencia entre Discusiones y Desacuerdos

Según explica Smith, es importante que los niños y padres entiendan las diferencias entre los desacuerdos y las discusiones. Un desacuerdo acerca de una regla del hogar es muy diferente a una discusión acerca de cómo hacer dichas reglas cumplir. "Los desacuerdos reflejan autocontrol, las discusiones muestran falta de autocontrol", dice Smith. "Las discusiones están llenas de contención, gritos, llamado de nombres, falta de respeto y negarse a escuchar o considerar el punto del otro".

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Los desacuerdos, sin embargo, son simplemente lo opuesto. "Los padres pueden estar en desacuerdo mientras se traten el uno al otro con un respeto excepcional y consideración cortez para la opinión de la otra persona", dice Smith. "Es saludable para los hijos presenciar desacuerdos. Les enseña que está bien tener una voz y una forma de pensar propia, y ser un individuo pensante". Las discusiones, por otro lado, revelan adultos que no tienen autocontrol y que no han aprendido a estar en desacuerdo de una manera agradable, dice Smith. "Los hijos no tienen necesidad de presenciar discusiones, aunque puede ser beneficioso para los hijos presenciar desacuerdos entre los padres".

El Sentido de Seguridad de un Niño

Presenciar discusiones fuera de control de parte de los padres puede afectar el sentido de seguridad y el desarrollo de su autocontrol. "Cuando los padres están discutiendo, dicen cosas que normalmente no dirían o harían si estuvieran ejercitando el autocontrol", dijo Smith. "¿Cómo puede estar el niño seguro que el padre será capaz de controlarse cuando esté en desacuerdo con el hijo?" El daño de presenciar una discusión puede afectar al niño física o emocionalmente, o ambas, asegura Smith. En adición a esto, un padre que está fuera de control puede dañar seriamente el bienestar físico y emocional del otro padre.

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La dra. Tamar Chansky, sicóloga basada en Filadelfia y autora de Freeing Yourself from Anxiety, describe las discusiones entre los padres como basura tóxica emocional para sus hijos. "Que es un desestabilizador para los hijos cuando hay conflictos no resueltos o incompletos u hostilidad entre los padres", asegura. "Piensa en eso como basura tóxica emocional; si los padres no la están recogiendo, entonces los hijos se sienten atemorizados, inseguros y responsables de recogerlas ellos mismos".

El Sentido de Responsabilidad de un Niño

Cuando un niño presencia discusiones entre los padres, es muy probable que comience a jugar el juego de la culpa y a preguntarse, "¿Están mamá y papá peleando por mí?" Como resultado, tu hijo puede tomarse la carga de recoger los pedazos. "Ellos ven que los padres están molestos, y si ellos no se están cuidando a sí mismos para poder calmarse o consolarse, entonces los niños se sienten con esa carga y con la necesidad de animar a sus padres o de resolver el problema", dice Chansky. "Esa es una responsabilidad grande para cualquier hijo. Cuando no pueden resolver los problemas, se sienten ansiosos y piensan que el conflicto es su culpa, que de alguna manera, ellos son el problema".

Habla con Tu Hijo Acerca de los Conflictos

A pesar de que muchos padres deben hacer lo mejor que puedan para mantener las discusiones fuera del alcance de los niños, es inevitable que los niños escuchen o presencien conflictos o desacuerdos. "Los padres no necesitan explicar de qué son sus discusiones, pero explicar que este es un asunto entre papá y mamá", dice Chansky. "Ayudarlos a saber que mamá y papá se aman y algunas veces están en desacuerdo, así que tienen que conversar para poder entenderse el uno al otro".

También puedes ayudar a tu hijo a entender si pruebas su conocimiento preguntándole "¿De quién es el trabajo de arreglar los desacuerdos?" Con suerte, te responderá con "Papá y Mamá". Es importante reafirmar que mamá y papá pueden resolverlo y que es perfectamente aceptable dejarte saber lo que le está molestando en ese momento.

Convierte las Discusiones en Desacuerdos

Las demandas de criar mientras se están resolviendo los detalles de la vida pueden llevar a la frustración. La frustración puede llevar a desacuerdos, o incluso peor, discusiones entre los padres. Es importante ser proactivo en minimizar estos conflictos y convertir las discusiones hostiles en desacuerdos aprendiendo a escucharse el uno al otro.

"Confía que tu pareja quiere escuchar lo que tienes que decir, y asegúrate de que sea una calle de dos vías", dijo Chansky. "Usualmente las parejas tienen las mismas metas; que cada quien obtenga lo que necesita. Recuérdense el uno al otro que todos están en el mismo equipo".

Cuando la crianza está compartida, es también importante enseñarse ustedes mismos y a sus hijos que cada quien merece una voz. "Los padres necesitan no sentirse amenazados cuando su cónyuge simplemente comparte una opinión que difiere", dice Smith. "Sólo porque alguien ejercita su voz no significa necesariamente que está demandando que las cosas sean a su manera". Reconocer la influencia dañina en un niño de discutir también podría ayudar a balancear dichas discusiones y convertirlas en desacuerdos respetuosos. "No hay necesidad de justificar una discusión saludable frente a un niño", dice Smith. Los padres simplemente tienen que destacar que cada quien tiene una opinión diferente y que ellos han aprendido a respetar las opiniones del otro.

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