10 Cosas Que No Preocupaban a Mamá

Ser mamá en la Era de la Información tiene muchas ventajas, ya que como dice el dicho, "saber es poder". Sin embargo, tener acceso a datos, estadísticas, y opiniones de los expertos es algo que también puede ser muy estresante. Estoy segura de que la mayoría de las preocupaciones que he tenido desde que tuve a mi primera hija nunca pasaron por la mente de mi mamá. No digo que era una mejor manera de criar, de lo que sí estoy segura es que era una manera mucho más relajada.

Las mujeres, y muy en especial las latinas, siempre se han preocupado por su apariencia. Sin embargo, en la época de mi mamá eso se refería mayormente al cabello y al vestuario. El único ejercicio que mamá hacía eran todas las labores domésticas y correr tras nosotras. La palabra dieta creo que ni siquiera la usaban, por lo menos no en la República Dominicana de principios de los años 80.

Ver telenovelas es una de esas cosas muy latinas, y recuerdo que cuando era niña mamá nunca se preocupó si uno de esos culebrones tenía un tema no apto para menores.

Con lo que sabemos de psicología en esta época moderna nunca se nos ocurriría asustar a nuestros niños y mucho menos utilizar el miedo como método de persuasión. Pero en la época de mi mamá eso era algo muy común, creo que la idea de que algo me iba a traumatizar jamás pasó por su mente. “Ven a comerte la cena si no quieres que te salga el Cuco”, era una de esas amenazas que escuchaba con frecuencia.

Con la industrialización y la globalización llegó la comida rápida, convirtiéndose en parte de nuestra vida. Sin embargo, durante mi niñez, ni siquiera se había escuchado ese término. Mamá no tenía que lidiar con nosotros pidiendo ir a comprar una cajita feliz ni mucho menos. La comida rápida en mi casa constaba de preparar un sándwich con un jugo de fruta natural hecho por ella misma.

A pesar de que el primer asiento de seguridad para niño fue creado en 1962, el riesgo que representa para un niño ir en la parte delantera de un carro, sin cinturón o sin un asiento especial no era un tema de conversación en América Latina antes del año 2000. Al contrario, ir con niños en las piernas siendo el quinto y hasta sexto pasajero del asiento trasero de un sedán era la regla y no preocupaba a nadie, incluyendo a mi madre.

Además de que este es un fenómeno norteamericano, las llamadas "Mommy Wars" (guerras de las mamás) no estaban presentes en la época que yo era una niña. Imagino que había diferencias, riñas, y críticas entre las madres, pero no tenían nada que ver con el fenómeno actual. Las discusiones sobre estilos de crianza: Amamantar versus dar fórmula; educar en casa versus enviar a los niños a la escuela no existían en esa época, mucho menos las disputas entres madres que trabajan y las que se quedan en casa.

En tiempos en los que tener un teléfono de línea fija en casa era casi un lujo para muchos todavía, nuestras madres no podían ni soñar en las decisiones que las mamás tenemos que tomar ahora. Preguntas como ¿a qué edad le compro un celular?, ¿debo dejarla sacar una cuenta de Facebook?, ¿será que 6 años muy joven para comprarle una laptop?, entre otras, eran cosas que jamás tuvieron que cuestionarse.

El dilema de entretener a los niños es uno muy común en la vida actual: El coordinar con otros padres para que los niños jueguen juntos o para llevarlos al parque no era necesario. Sobre todo en el Caribe, donde yo crecí, la vida era completamente a puertas abiertas. Jugábamos en la calle, en el patio del vecino, y mamá muchas veces ni se enteraba de por dónde andábamos en esas horas. La diversión programada no estaba dentro de la lista de pendientes.

Con la modernidad nos ha llegado la capacidad de controlar lo que nuestros hijos ven y escuchan con mayor efectividad. Sin embargo, el tener control sobre lo que escuchábamos no era algo que estaba dentro de las preocupaciones de mi madre. Tengan en cuenta que la mayoría de las veces la música de los vecinos era tan alta que aún si hubiese querido, no habría podido controlar lo que oíamos. Es así como la mayoría de las canciones que me recuerdan a mi niñez son del género de la salsa erótica que se impuso durante finales de los 80 y gran parte de los 90.

Preparar la casa para que estuviese a prueba de niños era algo desconocido para las madres de entonces. A los pequeños los dejaban explorar el universo del hogar sin pensar en cómo eso se podría evitar. Mamá lidiaba con cualquier accidente en el momento, pero no tenía en mente el preparar la casa con esos fines.