Establece un plan
El primer paso para obtener un ritual para la hora de acostarse es el poder llevarlo a cabo todas las noches. Un estudio realizado en 2013 sobre hábitos relacionados con la obesidad en los Estados Unidos enfrentó los horarios de la hora de acostarse de padres de bajos recursos nacidos en el extranjero con los nacidos aquí, indicó que los hijos de padres nacidos en el extranjero se fueron a dormir 45 minutos más tarde durante la semana, y se despertaron 31 minutos más tarde. El sueño es especialmente importante para los niños, ya que tiene un impacto directo en su desarrollo físico y mental, de acuerdo a datos de la Fundación Nacional del Sueño.
Rutina para acostarse del bebé
Cuando tu bebé tiene entre 3 y 6 meses, ya puede reconocer los ritmos del día y la noche. Esto significa mejor sueño. Si puede dormir cinco o más horas de corrido, estás muy avanzada. Pero si tienes problemas lográndolo, señala una hora fija para despertar y un hora temprana para acostarse. No le creas a tus tías, abuelas o a otros familiares que te dicen que hay que tener al bebé despierto hasta tarde; no promueve mejor sueño.
Desfoga energía
Antes de iniciar la etapa de paz y silencio de la rutina, a veces es bueno dejar que tu hijo primero saque de su sistema toda su energía acumulada. Siempre y cuando sigas cualquier actividad brusca con algo tranquilo, este puede ser el primer paso para ir a la cama.
Comienza más temprano
Los niños necesitan entre 9 y 12 horas de sueño por noche y los bebés entre 11 y 14, incluyendo siestas, cada 24 horas, según la Fundación Nacional del Sueño. La fundación también sugiere que los niños de edad preescolar obtengan entre 11 y 13 horas por noche. Aunque te resulte tentador dejar que tu hijo se quede despierto hasta que se duerma en el sillón, una hora para dormir temprana así como una rutina estructurada le permitirá a tu hijo obtener el descanso que necesita, así como buenos hábitos de sueño.
Mantenlo corto
Un ritual largo y aburrido no es necesario, especialmente si tu hijo está somnoliento y bostezando a la mitad de él. Una rutina corta con pocos pasos es más fácil para ti como para tu hijo en todos sentidos.
Apaga los electrónicos
Según la publicación de la Asociación Médica Norteamericana, controlar el uso de pantallas electrónicas puede fomentar mejor sueño en los niños. Varios estudios muestran que el uso de teléfonos, tabletas, televisión e internet cerca de la hora de dormir puede provocar resistencia para acostarse, problemas para dormir, ansiedad, pesadillas y otros males de sueño relacionados a la sobreestimulación y a la sensibilidad a la luz. La luminosidad de la televisión y de otros dispositivos puede afectar la calidad del sueño de los niños, así que es mejor desconectarse algunas horas antes de acostarse.
Establece el estado de ánimo
Comienza creando un estado de paz para tu ritual de dormir apagando luces, evitando música estridente o comportamiento locuaz. Prueba darle un masaje a tu hijo con aceite o crema de lavanda, el cual promueve la relajación y ayuda a dormir.
Temperatura de la recámara
Nuestra temperatura corporal baja para lograr el sueño, así que no le pongas mucha ropa a tu bebé. Una sola capa de pantalones y camisa de manga larga es suficiente. La temperatura de la recámara es importante y debe estar entre 18 y 20 grados centígrados (65-70F) para que tu bebé no esté muy acalorado o tenga frío.
Sé precavida
Muchos niños en edad preescolar intentan prolongar la rutina pidiendo cosas de último minuto. Conociendo a tu hijo y lo que puede pedir—como un vaso de agua, una canción especial o un cuento—anticípate a sus necesidades para que puedas apegarte al horario sin desperdiciar tiempo.
Frazada de seguridad
Una frazada, muñeco de peluche, u otro objeto familiar puede darle a tu hijo un poco de tranquilidad extra al irse a dormir. Si tu hijo se siente particularmente nervioso al estar solo en su recámara, uno de estos artículos puede tranquilizarlo. Una luz nocturna puede aliviar el miedo a la oscuridad. Una máquina de ruido blanco puede apaciguarlo con su sonido constante.
La consistencia es clave
Una vez establecido el ritual nocturno, no te salgas de la rutina. Ya sea en casa, visitando a los abuelos o de vacaciones, puedes mantener el ritual cada noche con la ayuda de tu esposo.